miércoles, 29 de noviembre de 2017

San Sebastián, la bella easo


La Bahía de la Concha, una de las playas más bonitas de España, atrae a miles de turistas al año. No obstante, San Sebastián es más que una bonita bahía.




Comenzamos el día con un relajante paseo por la Concha. El paseo bordea primero la Playa de la Concha y luego la de Ondarreta, hasta llegar a los pies del monte Igeldo, al que se puede acceder en funicular para obtener unas bellas vistas de la ciudad. Al fondo, se desarrolla la obra maestra de Eduardo Chillida, el Peine de los Vientos, donde las fuertes olas del Cantábrico chocan con fuerza contra las esculturas adheridas a la roca desde donde se aprecia la inmensidad de la bahía.




Volviendo por el mismo paseo podemos darnos un descanso en el balneario de la Perla, antes de adentrarnos en la Parte Vieja.

Llegando al final de la playa, aparece el Ayuntamiento, un bello edificio barroco, tras el cual se extiende el barrio pesquero. Podrás ver a los niños saltar en verano al agua. Al fondo del puerto se encuentra el Aquarium, de imprescindible visita.

A la altura del puerto, se levanta la Parte Vieja. Nos adentramos en su laberinto de calles y bares de ‘pintxos’, platos de diseño en miniatura. Aunque San Sebastián sea una ciudad bellísima, alcanza su máximo en cuanto a gastronomía. Nos deleitaremos de bar en bar por la Parte Vieja hasta que nuestro estómago se resienta.

Para continuar con la visita, merece la pena entrar al Museo de San Telmo antes de volver a empezar a caminar.

Volvemos al Aquarium para acceder al Paseo Viejo (siempre que el mar lo permita). Desde aquí, en un corto paseo subiremos al Monte Urgull, para tener unas panorámicas increíbles.

Bajamos hacia el río para cruzar a la otra zona de la ciudad. El Kursaal, escenario del Festival de Cine de San Sebastián, nos da la bienvenida a Gros, barrio auténtico donostiarra, donde podremos relajarnos en la no tan concurrida Playa de la Zurriola.




A medida que avanza la tarde será buena hora para ir de compras. El bulevar, repleto de tiendas, abre la puerta al centro de la ciudad. Tras cruzar uno de los bellos puentes que cruza el Urumea, entramos en el centro de la ciudad. Las calles comerciales nos dirigen a la catedral, alrededor de la cual se desarrolla gran parte de la vida urbana.

Según se va acercando el atardecer tenemos que volver a acercarnos a la Concha para admirar una bella puesta de sol sobre el Mar Cantábrico.

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